Con una gran asistencia de referentes e integrantes de organizaciones sociales y miembros de la comunidad, la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y la Asamblea permanente por los Derechos Humanos (APDH) firmaron un convenio marco el pasado jueves 19 de octubre, en una de las aulas multimediales de la UNQ.
En un áspero contexto social-político que repela cualquier lucha de los derechos humanos este convenio marco, impulsado por el Centro de Derechos Humanos Emilio Mignone y su proyecto de extensión universitaria “Universidad por la identidad”, busca una integración colaborativa y conjunción de fuerzas entre las diversas organizaciones del área para la defensa y la instalación de una cultura de los derechos humanos.
“…La universidad entiende que hay un estrecho vínculo entre la democracia y los derechos humanos, porque así como no puede haber democracia sin derechos humanos tampoco puede haber derechos humanos sin democracia. De aquí que también hay un nexo profundo entre universidad y derechos humanos, entre ambos hay una relación simbiótica en la que las dos realidades se fusionan y, en un punto como toda relación simbiótica, los dos se enriquecen. De esta manera, la universidad no tiene solo la función de enseñar derechos humanos sino que también tiene la necesidad de formar en derechos humanos, que es mucho más amplio que enseñar derechos humanos […] Más aún en contextos como el del presente, la universidad tiene también la obligación de trabajar en la defensa y en la resistencia del avasallamiento de los derechos humanos. Como ven ustedes, motivos más que suficientes como para tener un amplio campo de trabajo con la APDH”expresó Rodolfo Brardinelli, director del Centro de DDHH Emilio Mignone de la UNQ, durante la apertura del acto.
La APDH es un histórico organismo de derechos humanos creado en 1975 por personas provenientes de diversos sectores sociales, políticos, intelectuales, sindicales y religiosos argentinos, que participó de forma activa en la defensa de los derechos humanos durante la última dictadura cívico-militar de nuestro país. En la actualidad, fue uno de los querellantes en el caso de Santiago Maldonado.
Participaron del panel de firmantes Norma Ríos, co-presidenta de APDH; Soledad Astudillo, secretaria adjunta de APDH; Alejandro Villar, rector de la UNQ; y Rodolfo Brardinelli, director del CeDHEM
“Para nosotros es un convenio importantísimo que está a la altura de otros como el que realizamos con el Museo de la Memoria de Rosario, que es único en Latinoamérica o con el Colegio de Abogados de Quilmes. Pero la UNQ es una de las primeras universidades con las que tendremos convenio y que, por tanto, trabajaremos conjuntamente. La esencia de lo que necesitamos de una universidad tan linda como esta, con una preparación académica de este nivel, es que se traslade a la vida real. Al mismo tiempo que la vida real, la cotidianidad de las problemáticas de los pueblos, tenga también la posibilidad de entrar en la universidad. Nosotros a veces nos enojamos un poco con el academicismo que no tiene sustento en la realidad. Por esta razón, por el respeto que le tengo a la academia que es el lugar en donde se forman los futuros líderes de todo, necesitamos que se dé una conjunción de la academia, la lucha y la calle. Los juicios de lesa humanidad son un claro ejemplo de esto, que marcan la importancia de esta unión. Porque la APDH probablemente tenga como organización los mejores abogados del país pero esos abogados no hubieran podido hacer nada en los juicios si durante muchísimos años no hubiera habido gente que peleó recolectando pruebas desde los mismísimos días de la dictadura, desde los testimonios de los sobrevivientes, desde el trabajo cuerpo a cuerpo. Incluso en el momento del desarrollo de los juicios, si no estrían apoyando en cada día. Eso creo que es el mejor ejemplo de cómo nos necesitamos unos a otros: Los mejores de la academia con los mejores luchadores de la calle”, dijo Norma Ríos, co-presidenta de APDH, en su presentación.